Un quiste de Baker es un pequeño bulto lleno de líquido que se forma detrás de la rodilla. Se desarrolla luego de que algo afecta la articulación de la rodilla o provoca hinchazón cerca de ella. Por lo general, no son graves, sin embargo, es vital consultar a un médico para que lo diagnostique. El quiste de Baker puede presentar síntomas con afecciones más serias, como coágulos de sangre.

Si no presenta síntomas, no es necesario tratar el quiste de Baker. Algún síntoma que presente puede tratarse desde casa. ¡Veamos cómo!

Los quistes de Baker son bultos pequeños llenos de líquido que se desarrollan detrás de la rodilla. Estos crecen cuando algo daña la articulación de la rodilla o los tejidos que están alrededor de ella y el exceso de líquido se drena de la rodilla. El líquido solo puede drenar en una dirección: hacia la parte trasera de la articulación. Esa acumulación forma el saco que, posteriormente, se vuelve un quiste de Baker.

Un quiste de Baker, por lo general, es un crecimiento benigno, es decir, no es un tumor y nunca es un síntoma de cáncer (ni causan cáncer).

Es crucial acudir al médico tan pronto como se perciba un nuevo crecimiento o bulto detrás de la rodilla, especialmente si la rodilla sufrió una lesión recientemente o presenta artritis.

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Síntomas del quiste de Baker

El síntoma más evidente de un quiste de Baker es el bulto que se forma en la parte trasera de la rodilla. Otros síntomas comunes del quiste de Baker son:

  • Dolor de rodilla.
  • Rigidez.
  • Dificultad para doblar la rodilla tanto como normalmente puede.
  • Hinchazón en la rodilla o en la piel alrededor de ella.

Algunas personas con quistes de Baker no presentan síntomas. Es probable que no sepas que tienes un quiste hasta que un médico lo note mientras examina otros problemas que afectan tu rodilla.

Los quistes de Baker, a menudo, pueden causar hinchazón y decoloración en la parte inferior de la pierna que pueden ser semejantes a los síntomas de un coágulo de sangre. Un coágulo de sangre es una emergencia. Visita al médico inmediatamente si crees que puedes tener un coágulo de sangre. Tu médico verificará tus síntomas y determinará si se trata de un quiste de Baker o un coágulo de sangre.

Causas de los quistes de Baker

Cualquier cosa que dañe la articulación de la rodilla puede causar hinchazón y producir un quiste de Baker. Las causas más comunes son diversos tipos de artritis, como: Osteoartritis, Artritis reumatoide y Gota.

También, si sufres una lesión en la rodilla, el daño puede provocar una hinchazón en la rodilla que puede desencadenar un quiste de Baker. Estas lesiones puede incluir: lesiones por esfuerzo repetitivo, desgarros de menisco, hiperextensiones, esguinces, dislocaciones y fracturas óseas. Otras lesiones que afectan los ligamentos de la rodilla pueden causar quistes de Baker, entre ellas: Desgarros del ligamento cruzado anterior (LCA), Desgarros del ligamento colateral medial, Desgarros del LCL y Desgarros del ligamento cruzado posterior (PCL).

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¿Quién puede sufrir un quiste de Baker?

Toda persona puede desarrollar un quiste de Baker, sobre todo, si tiene artritis o ha sufrido alguna lesión de rodilla. Algunos grupos de personas tienen más posibilidades de presentar un quiste de Baker, estos incluyen:

  • Personas de 35 a 70 años.
  • Personas con artritis.
  • Atletas.
  • Personas que someten sus rodillas a mucha presión en el trabajo o durante una afición.

¿Cómo se tratan los quistes de Baker?

Generalmente, el médico tratará la causa del quiste de Baker en vez del quiste en sí. El quiste suele desaparecer una vez se haya sanado el daño en la rodilla que lo causó. Los tratamientos que necesitarás dependerán de la lesión o afección que tengas:

Método RICE

En caso de lesiones menores se pueden aliviar con el método RICE:

  • Descanso: suspender la actividad física que provocó la lesión para evitar que empeore.
  • Hielo: aplica una bolsa de hielo o una compresa fría entre 15 a 20 minutos cada hora durante el primer día tras la lesión. Luego de un día, puedes aplicar hielo cada 4 o 4 horas. No coloques hielo directamente sobre la piel (envuelve el hielo en un paño o toalla).
  • Compresión: esto ayuda a disminuir el flujo sanguíneo hacia la rodilla lesionada y reduce la hinchazón. Coloca una venda o envoltura de compresión alrededor de la rodilla. También puedes usar pantalones de compresión para ayudar a mantener la presión en la rodilla.
  • Elevación: si es posible, levanta la rodilla y la parte inferior de la pierna por encima del nivel del corazón. Apoya la pierna con almohadas, cojines o mantas.

Medicamentos

El medico podría sugerirte medicamentos para reducir el dolor y bajar la hinchazón. La mayoría de las personas pueden tomar fármacos de venta libre como: ibuprofeno, aspirina, naproxeno o paracetamol. No ingieras estos medicamentos por más de 8 días continuos sin antes consultar con tu proveedor de atención médica. Este podría indicarte corticosteroides recetados o inyecciones de cortisona.

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Fisioterapia

El médico podría también sugerirte fisioterapia si te estás recuperando de una lesión o tienes artritis. Un fisioterapeuta le indicará ejercicios y estiramientos que fortalezcan los músculos que rodean la rodilla dañada.

Cirugía de rodilla

Es posible que necesites una cirugía de rodilla para reparar un cartílago o ligamentos rotos en la rodilla o si hubo fractura de un hueso. Es poco habitual, pero es posible que necesites cirugía para drenar o extirpar un quiste de Baker si te está causando un dolor intenso o te dificulta usar normalmente la rodilla.

El médico te indicará qué tipo de cirugía necesitas y qué esperar mientras te recuperas.

¿Cuánto tiempo dura un quiste de Baker?

La duración de un quiste de Baker depende de qué lo cause. La mayoría de los quistes de Baker desaparecen tan pronto como se reduce la hinchazón y la rodilla empieza a sanar, generalmente en pocas semanas.

¿Qué ocurre si no se trata un quiste de Baker?

Es posible que un quiste de Baker desaparezca por sí solo, pero siempre es importante acudir al médico cuando veas nuevos bultos o crecimientos en tu cuerpo. Inclusive si no requieres tratamiento, un médico debe diagnosticar un quiste de Baker y descartar que no sea algo más grave.

A medida que la rodilla va sanando, el cuerpo absorbe nuevamente el líquido del quiste. Sigue las recomendaciones del médico para favorecer la curación de la rodilla y evitar más daños.

Conclusión

Un quiste de Baker es un pequeño bulto lleno de líquido que crece en la parte trasera de la rodilla. Por lo general, se desarrolla después de una lesión o si algo causa hinchazón dentro de la articulación de la rodilla.

La mayoría de los quistes de Baker no son graves, pero siempre es crucial consultar a un médico para que examine y diagnostique cualquier bulto o crecimiento nuevo en tu cuerpo. A veces, los quistes de Baker pueden desaparecer por sí solo y no siempre produce dolor. Aun así, es importante que tu médico te diagnostique el problema para cerciorarse de que no sea una señal de una afección más grave.