Despliegue militar busca reforzar capacidad operativa del servicio de inmigración
El gobierno federal ha ordenado el despliegue de aproximadamente 200 Marines en el estado de Florida para brindar apoyo al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Esta medida representa el último esfuerzo de la administración Trump por utilizar recursos militares en operaciones relacionadas con la inmigración. Los efectivos pertenecen al Escuadrón de Apoyo 272 del Ala de Marines, con base en Carolina del Norte, y constituyen la primera fase de un contingente que podría alcanzar los 700 militares destinados a Florida, Texas y Luisiana.
Según el Comando Norte de EE.UU., los Marines tendrán funciones específicamente no policiales, limitándose a tareas de apoyo administrativo y logístico dentro de las instalaciones del ICE. Las normas de despliegue prohíben expresamente cualquier contacto directo con personas bajo custodia migratoria. La subsecretaria de Seguridad Nacional, Tricia McLaughlin, explicó que el personal militar recibirá capacitación especializada para asistir en los procesos de inmigración, en línea con la política de seguridad fronteriza de la actual administración.
Este despliegue se enmarca en la estrategia más amplia del presidente Trump para reforzar el control migratorio, que ya ha incluido el envío de miles de efectivos militares a la frontera con México. Desde 2018, las fuerzas armadas han participado en labores de construcción del muro fronterizo y vigilancia en zonas estratégicas, donde tienen autorización para detener temporalmente a migrantes antes de entregarlos a las autoridades correspondientes. La creciente presión sobre las capacidades del ICE ha llevado incluso a considerar la conversión de bases militares como Fort Bliss en centros de detención temporal, aunque estos planes no se han materializado completamente.
El mes pasado, la administración ya había desplegado 700 Marines y cerca de 4,000 efectivos de la Guardia Nacional en Los Ángeles, California, como medida de protección para agentes del ICE durante las protestas contra las políticas migratorias. Este operativo generó una fuerte controversia cuando el gobernador Gavin Newsom acusó al gobierno federal de sobrepasar sus atribuciones al movilizar tropas sin su autorización. Newsom argumentó que la presencia militar podría exacerbar las tensiones en lugar de calmarlas, y que las fuerzas locales tenían la situación bajo control.

El caso de California llegó a los tribunales cuando el estado presentó una demanda contra el despliegue de la Guardia Nacional. Sin embargo, un tribunal federal de apelaciones falló a favor de la administración Trump, determinando que el presidente actuó dentro de sus facultades constitucionales. Este precedente legal podría tener implicaciones importantes para futuros despliegues militares en contextos de seguridad interior.
En Florida, las autoridades estatales han recibido con cautela el anuncio del despliegue. Mientras algunos legisladores republicanos han celebrado la medida como un refuerzo necesario para la seguridad pública, grupos de derechos civiles y comunidades migrantes expresan preocupación por la creciente militarización de las operaciones migratorias. Organizaciones como la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) han advertido sobre los riesgos de normalizar el uso de fuerzas armadas en tareas que tradicionalmente corresponden a agencias civiles.
El ICE ha enfrentado importantes desafíos operativos en los últimos meses, con un aumento en las detenciones de inmigrantes que ha puesto a prueba su capacidad de procesamiento y alojamiento. El apoyo militar busca aliviar esta presión, aunque expertos en políticas migratorias señalan que se trata de una solución temporal que no aborda las causas estructurales del problema. Mientras tanto, el debate sobre el papel adecuado de las fuerzas armadas en asuntos de inmigración continúa dividiendo a la opinión pública y a los líderes políticos.
El despliegue en Florida coincide con un periodo de especial tensión en las políticas migratorias estadounidenses, marcado por disputas legales sobre el programa DACA, cambios en los criterios de asilo y la continuación de las deportaciones durante la pandemia de COVID-19. Analistas políticos anticipan que la inmigración seguirá siendo un tema central en la campaña electoral, con Florida como uno de los estados clave donde ambos partidos buscarán ganar apoyo entre los votantes.
A medida que los Marines comienzan su misión en instalaciones del ICE por todo el estado, las autoridades federales insisten en que su rol será estrictamente de apoyo y que no participarán en operativos de detención. Sin embargo, la presencia militar en asuntos migratorios sigue generando preguntas sobre los límites entre seguridad nacional y aplicación de leyes civiles, un debate que probablemente continuará más allá de las próximas elecciones.